Birdwatching in Gijón (N Spain)

lunes, 28 de diciembre de 2020

Correlimos. Diferencias y similitudes.

    Uno de los grupos de aves más fáciles de obsevar en un puerto de mar, como es Gijón, son los limícolas. Los limícolas, o las limícolas, pues de ambas formas se pueden nombrar, son esas aves que vemos en la orilla de la mar y que se mueven como juguetes de cuerda. Corriendo casi incansablemente las olas que, en su ir y venir con las mareas, les descubren los invertebrados que son su alimento. Pulgas de mar, anélidos o larvas de peces y crustáceos son algunas de las presas de estas aves. En Asturias y por tanto en Gijón, se pueden ver varias especies de limícolas. Contando solamente las especies europeas, hasta treinta y cinco diferentes podemos ver, en algún momento del año, en Asturias. Pero hoy vamos a centrarnos solamente en una pequeña parte de este grupo. En los correlimos. Y dentro de ellos, en las especies más comunes que podemos ver. Mejor empezar poco a poco. Los limícolas no son, precisamente, un grupo fácil. Y creemos que es mejor ir paso a paso, afianzando conocimientos poco a poco y aprendiendo primero las características de las especies más comunes. La mejor forma de aprender es salir al campo y observar. Y hacerlo armado de una buena guía. En papel creemos que una de las que tiene mejores láminas para ilustrar los limícolas es "Aves de España y Europa con el Norte de África y el Próximo Oriente", de Lars Jonsson.


   Y, como no, la considerada la mejor hoy en día. La "Guia de aves de España, Europa y Región Mediterránea", de Lars Svensson.


   También hay un excelente conjunto de dos DVDs titulado "Guide to Waders", de Paul Doherty. Está en inglés. Pero merece la pena.


   Volviendo a la entrada, nos vamos a centrar en las siguientes especies de correlimos:

Correlimos común Calidris alpina, correlimos tridáctilo Calidris alba, correlimos menudo Calidris minuta, correlimos oscuro Calidris maritima, correlimos gordo Calidris canutus y correlimos zarapitín Calidris ferruginea.

   Hay otras especies que son de aparición muy escasa o rara. Entre las europeas están el correlimos de Temminck Calidris temminkii. Que es rareza a nivel nacional y del que, desde el año 1900 y hasta el año 2000, último año de la publicación de la revista "El Draque", editada por la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies (C.O.A.), solamente se habían registrado algo menos de cuarenta ejemplares. Y el correlimos falcinelo Calidris falcinellus, que es aún de aparición más escasa que el anterior y del que, desde el año 1900 y hasta el 2000, solamente se registraron cuatro observaciones.

http://www.coa.org.es/images/PDF/draque/0704-annuariu2000.pdf


   Entre las especies no europeas de correlimos que se han visto alguna vez en Asturias, las más frecuentes son el correlimos canelo Calidris subruficollis y, sobre todo, el correlimos pectoral Calidris melanotos. La aparición de un correlimos semipalmeado Calidris pusilla en una playa de oriente asturiano hace ya varios años, un correlimos batitú Bartramia longicauda en la rasa costera occidental o la de un correlimos de Baird Calidris bairdii en otra playa del occidente astur en tiempos recientes, pueden considerarse como anecdóticas. Gozosas anécdotas, desde luego. Pero algo casi testimonial.


   Pero basta de preámbulos y vamos con las seis especies de correlimos cuya observación en Gijón es relativamente fácil. Empezamos por uno de los más abundantes. El correlimos común Calidris alpina. En Gijón es raro como invernante. Y solamente se le ve con cierta abundancia en los pasos migratorios. Especialmente en el postnupcial y tanto posado en las orillas de playas y pedreros, como en vuelo por la costa hacia sus lugares de invernada. En plumaje nupcial el adulto es un pájaro prácticamente inconfundible. Con una gran mancha negra que abarca desde la parte alta del pecho y hasta la parte baja del vientre. Lo podéis ver en el ejemplar de la derecha de la foto:

Correlimos comunes Calidris alpina

   En plumaje no reproductor son más difíciles de diferenciar de otras especies de correlimos. También son complicados los ejemplares jóvenes. Que tienen los bordes de las plumas claros, una "V" más o menos marcada en el dorso, la parte alta de la cabeza y posterior del cuello de color castaño y, a veces, unas marcas oscuras en pecho y parte alta del vientre. No obstante, su pico relativamente largo y curvado hacia abajo en la punta y su dorso de color castaño, les distingue de los demás.

Correlimos común Calidris alpina

   En estas fotos que amablemente nos ha cedido, gracias, Julián Rufino Gómez González, podéis verlos en plumaje no reproductor. Son aves jóvenes que están empezando a adquirir el aspecto de los adultos.

Correlimos común Calidris alpina en el mes de septiembre.
Foto © Julián Rufino Gómez González.


Correlimos común en el mes de septiembre.
Foto © Julián Rufino Gómez González.


   La confusión más frecuente en esta especie se da con el correlimos tridáctilo Calidris alba. Los correlimos comunes jóvenes o en plumaje de invierno, que no muestran la gran mancha negra en la parte inferior, pueden dar lugar a una identificación errónea. Y a confundirlos con los correlimos tridáctilos. No obstante, si presentan la librea nupcial o plumaje reproductor, es fácil diferenciarlos. En la foto, el correlimos tridáctilo es el de la esquina superior izquierda. Los otros dos son correlimos comunes.

Correlimos tridáctilo Calidris alba y correlimos comunes Calidris alpina.

   En plumaje reproductor o nupcial, el correlimos tridáctilo Calidris alba tiene partes superiores mayormente teñidas de un color castaño vivo, con una zona de igual tono en cabeza, garganta y pecho. Las partes inferiores son blanco puro. Sin manchas. Las patas y el pico, al igual que en el correlimos común, son de color negro. Aunque el pico es visiblemente más corto y robusto en su base. En esta foto, de finales de la primavera de este año, el ejemplar de la izquierda está ya, prácticamente, en plumaje nupcial.


Correlimos tridáctilo Calidris alba adquiriendo el plumaje nupcial.

   Como os decíamos, el pico del correlimos tridáctilo es visiblemente más corto que el del correlimos común. Lo podéis ver en esta comparativa hecha con recortes de fotos. El primero es un correlimos común. Los dos siguientes son correlimos tridáctilos adquiriendo el plumaje nupcial y en el de invierno.

Correlimos común Calidris alpina


Correlimos tridáctilos Calidris alba

   Y cuando se ven juntos en el pedrero, si no están en plumaje de invierno, también son fáciles de distinguir. Lo podéis comprobar en estos vídeos.

Correlimos comunes Calidris alpina y
Correlimos tridáctilos Calidris alba 


  En plumaje invernal tampoco es demasiado difícil diferenciar al correlimos tridáctilo del correlimos común. El primero tiene un tono gris bastante uniforme, además del pico más corto y una gran mancha blanca, como una gruesa ceja, que va desde la frente a la parte trasera de la cabeza. El correlimos común tiene un plumaje de un color marrón apagado. No gris uniforme.

Correlimos tridáctilo Calidris alba. Un ave que ya ha mudado casi todo su plumaje juvenil y está adquiriendo el plumaje invernal.

   Como comparativa os mostramos las láminas que, de las dos especies, trae la Guía de las Aves de España y Europa de Lars Svensson, Killian Mullarney y Dan Zetterstrӧm. En ellas veis que el correlimos común en plumaje de invierno muestra un color más ceniciento, más oscuro. Y también una zona rayada (más o menos rayada, no es uniforme en todos los ejemplares) en el pecho. El correlimos tridáctilo en invierno presenta un gris más claro, la mancha oscura en el cuello es más tenue, la ceja blanca es ancha y muy patente y el pico es considerablemente más corto y bastante más robusto en su base que el del correlimos común. Fijaos también en la ancha banda blanca alar (muy visible en vuelo) del correlimos tridáctilo.

Correlimos común Calidris alpina. Joven a la izquierda y en vuelo a la derecha. Adulto en invierno a continuación. Adultos en nupcial a la derecha. Lámina de la COLLINS BIRD GUIDE 2nd. EDITION. L. Svensson, K. Mullarney y D. Zettestrӧm.


Correlimos tridáctilo Calidris alba. Joven arriba a la izquierda. Adulto en invierno abajo a la izquierda. Adultos en primavera y en nupcial en el centro. Y adulto en vuelo a la derecha. Lámina de la COLLINS BIRD GUIDE 2nd. EDITION.



   Como veis, en plumaje de invierno son muy diferentes al aspecto que presentan en primavera. Cuando están adquiriendo el plumaje nupcial. Lo veis en esta foto.

Correlimos tridáctilo Calidris alba en primavera.



   Los ornitólogos les colocan a las aves anillas de color de lectura a distancia. Sirven para poder estudiar su biología. Si habéis visitado antes este blog, ya lo sabéis. Las aves limícolas son unas grandes viajeras. E interesa conocer lo mejor posible su forma de vida para poder tener conocimientos que nos permitan tomar medidas que ayuden a la conservación de las especies. Lugares en donde crían, sitios en los que se detienen en su migración, las rutas que siguen, las localidades en las que pasan el invierno... Y el pequeño el correlimos tridáctilo (con sus 20 cms. de largo, 42 cms. de envergadura y sus escasos 60 grs. de peso) es capaz de viajar hasta el Golfo de Guinea desde sus zonas de cría, situadas entorno al Ártico. Es el caso de este ejemplar que vimos hace un tiempo en Gijón. Fue anillado en Guinea-Bissau, en el extremo oeste africano, mientras estaba pasando allí el invierno. Os lo habíamos contado ya en el blog.

Correlimos tridáctilo Calidris alba anillado en Guinea-Bissau.
   

   Otras dos especies de correlimos que no son abundantes en Asturias y menos aún en Gijón, pero que se han visto en buenos números en este paso postnupcial, han sido el correlimos menudo Calidris minuta y el correlimos zarapitín Calidris ferruginea. Carecemos de imágenes propias para ilustrar ambas especies. Por lo que agradecemos que Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez y María del Carmen del Llano Fernández nos hayan cedido unas fotos para poder incluirlas en esta publicación. El correlimos menudo, como su propio nombre nos indica, es de tamaño pequeño. Unos tres centímetros menos de longitud que un correlimos común. Y unos cuatro centímetros menos en relación al correlimos tridáctilo. Pero las características que más resaltan para diferenciarlo son, en nuestra opinión, un pico negro pequeño y recto, patas cortas y negras, banda alar de color claro, rectrices (plumas de la cola) externas de color gris (que lo distinguen en vuelo del muy similar y escasísimo correlimos de Temmink,que las tiene de color blanco puro), un característico dibujo blanco y oscuro sobre el ojo y, sobre todo, un muy patente dibujo (en forma de una "V" blanca) en el dorso. El dibujo en "V" es aún más marcado en los ejemplares juveniles. Se aprecia con claridad en estas fotos de Alfonso y Carmen.

Correlimos menudo Calidris minuta.
Foto © María del Carmen del Llano Fernández y
Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez.

Correlimos menudo Calidris minuta.
Foto © María del Carmen del Llano Fernández y
Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez.


Correlimos menudo Calidris minuta.
Foto © María del Carmen del Llano Fernández y
Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez.


Correlimos menudo Calidris minuta.
Foto © María del Carmen del Llano Fernández y
Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez.



   Y en el caso del otro correlimos que tratamos en esta entrada, el correlimos zarapitín Calidris ferruginea y que puede dar lugar a confusión con otras especies, también hay unas claves que nos pueden ayudar a diferenciarlo con facilidad. Su tamaño, ligeramente mayor en promedio al del correlimos común o el correlimos tridáctilo. Su pico, con el último tramo curvado hacia abajo, visiblemente más largo que el del correlimos común y mucho más largo que en los otros correlimos. Las patas de tibias muy largas, lo que le da un aspecto zancudo. La postura, más erguida. Y en los individuos adultos y en plumaje nupcial, el color rojo herrumbre de las partes inferiores. En los jóvenes, que son casi todos los que se ven en los pasos, la cara, garganta y pecho están teñidos de un color pardusco. El resto de las partes inferiores son blancas. Y muestran una muy visible ceja clara encima del ojo. Aparte las patas y el pico largos, la postura más erguida y el tamaño ligeramente mayor. En esta foto de Alfonso y Carmen se ven muy bien estos detalles de los jóvenes.

Correlimos zarapitín Calidris ferruginea joven.
Foto © María del Carmen del Llano Fernández y
Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez.


   Otro correlimos fácil de observar en Gijón es el correlimos oscuro Calidris maritima. Hasta la construcción de las playas artificiales de El Arbeyal y Poniente, era muy abundante. Con casi doscientos ejemplares en invierno. Desde entonces ha ido en constante disminución, con algunos años de ligero repunte. Este invierno de 2020-2021 parece que será bueno para ellos. Se han visto ya dieciocho ejemplares por Gijón. Es una tristeza tener que celebrar que se vean menos de dos decenas de correlimos oscuros cuando, hace solamente veinticinco años, podían contarse por cientos. Pero así son las cosas. El correlimos oscuro es muy difícil de confundir con ningún otro de los que vemos en Asturias. Su color, que se deduce por su nombre común, es muy oscuro. Un gris marrón negruzco bastante uniforme en la parte superior y casi toda la inferior. En plumaje nupcial el plumaje tiene un tinte púrpura, como de vino tinto. De ahí le viene su nombre en inglés. Se le llama 'Purple Sandpiper'. Además del plumaje oscuro, tiene un color diferente en pico y patas al de los correlimos comunes y tridáctilos. En el correlimos oscuro, las patas son de un tono amarillento anaranjado. Y el pico tiene ese mismo tono en su base y como hasta en una cuarta parte de su longitud.




Correlimos oscuros Calidris maritima

   Otra característica que los distingue bastante bien de las demás especies de correlimos es que, casi siempre, están en zonas rocosas. Y dentro de ellas están, casi siempre, en donde rompen las olas. Son los correlimos que más se exponen a los golpes de mar cuando buscan su alimento. Que son pequeños invertebrados y larvas de peces. Lo podéis ver bien en este vídeo.

Correlimos oscuros Calidris maritima

   Otro correlimos que ofrece poca confusión con sus primos es el correlimos gordo Calidris canutus. El apellido de su nombre común, 'gordo', ya nos indica que tiene un tamaño considerablemente mayor que el resto. En plumaje nupcial presenta una preciosa librea de color rojo ladrillo. Similar a la del correlimos zarapitín. En plumaje invernal su color general es parecido al correlimos tridáctilo o al correlimos común. Pero su tamaño es, como mínimo, unos siete centímetros mayor. Como el resto de limícolas, son grandes viajeros. Muchos pasan el invierno en el continente africano. A donde viajan desde sus lugares de cría, situados entorno a la zona ártica. Este correlimos gordo es un ejemplo. Fue anillado en su lugar de invernada, Mauritania.




   Aquí podéis verlo, junto a sus congéneres comiendo para reponer fuerzas y seguir su viaje. Todavía les quedaban unos cuantos cientos de kilómetros hasta llegar a sus lugares de cría entorno al Ártico.

Correlimos gordos Calidris canutus


   Y esto ha sido todo por hoy. Agradecemos una vez más a Julián Rufino, Alfonso y Carmen su generosidad a la hora de la cesión de algunas de las fotografías que ilustran esta entrada. Muchas gracias.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Gaviota patimarilla vs. gaviota argéntea. Comparativa.

    Uno de los grupos más difíciles a la hora de identificar especies son las gaviotas. Las diferentes especies de gaviotas que podemos ver en Asturias y, por ende en Gijón, pasan por diferentes estadíos de plumaje desde que nacen hasta que son adultas. En este sentido, hablando solamente de especies europeas y atendiendo a los años que tardan en adquirir el plumaje de adultos, se pueden separar en tres grupos. Las llamadas 'gaviotas grandes' (gavión hiperbóreo, gavión atlántico, gaviota patiamarilla, gaviota groenlandesa, gaviota argéntea europea, gaviota de Audouin, gaviota del Caspio, gavión cabecinegro, gaviota sombría) que pasan por cuatro grupos de edad antes de alcanzar el plumaje de adulto. Las 'gaviotas medianas' (gaviota cana, gaviota cabecinegra, gaviota tridáctila, gaviota marfil, gaviota enana) que tienen tres grupos de edad antes de ser adultas. Curiosamente, la gaviota enana se engloba en este grupo. A pesar de que, como indica su nombre, su tamaño es enano. Y por último, las 'gaviotas pequeñas' (gaviotas de Ross, gaviota de Sabine y gaviota picofina) que pasan por dos grupos de plumaje antes de alcanzar el estado de adultos. El caso de la gaviota picofina es similar al de la gaviota enana. Por su tamaño debería englobarse en las gaviotas medianas. Pero presenta dos grupos de edad antes de alcanzar el plumaje de adulto. Ser capaz de separar las distintas especies cuando las aves tienen dos años o menos de edad es una tarea complicada. Que lleva años de práctica, muchas horas de observación en el campo, estudio de guías de identificación, consultas con observadores más expertos que tú... Mucho trabajo. Pero se puede llegar a ello. De hecho, se llega a ello. Solamente hace falta tiempo, paciencia y constancia. Una de las guías más usadas por los que nos dedicamos a la observación de gaviotas es la conocida como "La Gulls". Es decir la "Gulls of Europe, Asia and North America" de Klaus Malling Olsen y Hans Larsson.



   En esta entrada no pretendemos abarcar mucho para apretar poco. Intentaremos ir paso a paso. Y en principio, aprovechando que en el invierno vienen a visitarnos las gaviotas argénteas europeas Larus argentatus, vamos a hacer una entrada comparativa con las residentes gaviotas patiamarillas Larus michahellis. Intentaremos explicaros diferencias entre ellas para que os sea más fácil identificarlas cuando las veáis en vuestras jornadas de campeo. Si recordáis la introducción de esta entrada, las patiamarillas y las argénteas se engloban dentro de las gaviotas grandes. De las que presentan cuatro estadíos diferente de plumaje hasta que llegan a alcanzar el estado adulto. Lo que sucede en su quinto año de edad. Desde el momento del nacimiento, estas dos especies van pasando por el plumaje de juvenil (que pierden a los muy pocos meses de abandonar el nido, cuando mudan al plumaje de primer invierno), primer invierno (en su primer año de vida y hasta la primavera siguiente), segundo invierno (en su segundo año de vida y hasta la primavera de su tercer año), tercer invierno, cuarto invierno y adulto. La terminología del año-calendario también se emplea. Y puede que sea, incluso, más asequible para entender estos grupos de edad. Pero no es la más precisa aunque resulta muy útil para entender el proceso. Vamos a intentar explicar qué significa, aunque no la usemos. Un ave en su primer año-calendario es un ave que ha nacido en el mismo año de la observación. Si la vemos hoy (por ejemplo) y llegamos a la conclusión de que es un primer año-calendario, será un ave nacida esta primavera (mayo-junio) del 2020. Si la identificamos como segundo año-calendario, sería una gaviota nacida el año pasado, en 2019. Y así sucesivamente hasta llegar al cuarto año-calendario. Que sería un ave nacida en el 2017. A partir de ahí la gaviota ya es adulta. Y resulta imposible datarla por el estado de la muda. No usaremos esta terminología porque, si os mostramos una gaviota en el mes de enero de este año 2020, sería un ave que estaría en su plumaje de primer invierno. Aunque ya estaría en su segundo-año calendario de vida. Es decir. Habría nacido en abril-mayo de 2019. Habría adquirido su plumaje juvenil al salir del nido. Habría pasado por mudas post-juveniles hasta adquirir su plumaje invernal, de primer invierno, antes de acabar ese año 2019. Y lo mantendría en el mes de enero del 2020 y hasta la primavera de ese mismo año. Por lo que hablar de segundo-año calendario cuando queremos referirnos a un ave que presenta un plumaje de primer invierno, puede dar lugar a confundir más que a aclarar conceptos.

   Por desgracia no tenemos suficiente material gráfico para datar con los debidos detalles todos los grupos de edad. Y tampoco tenemos fotos con las alas abiertas o la cola desplegada. Poder ver el diseño de las alas y la cola para datar la edad es muy importante. Las fotos son de aves posadas. Haremos lo que podamos con el material del que disponemos. Que muestra las gaviotas vistas en varias décadas de observación de aves. Y en los plumajes más habituales que podemos ver aquí en Gijón.

   Algo muy importante es saber diferenciar las distintas zonas del plumaje. Plumas primarias, secundarias, terciarias, rectrices, escapulares, grandes coberteras... En estas láminas, sacadas de la guía de identificación que os comentamos y que están en inglés, podéis verlas:



   Vamos a empezar con la identificación de las aves del primer grupo de edad. Las aves nacidas en el año de la observación. Las gaviotas grandes que tienen menos de un año de vida son de una coloración de color marrón y blanco en distintos tonos.  En lo que se refiere a las gaviotas argénteas, el marrón de las distintas partes del cuerpo presenta un tono más o menos uniforme. Lo que las diferencia de las patiamarillas. Esa uniformidad de color puede tener distintos tonos. Hay gaviotas argénteas de primer año-calendario muy claras:


Gaviotas argénteas europeas Larus argentatus de primer invierno

   Otras presentan un tono general intermedio. Como la de esta foto:



   Y otras, como la última que hemos visto, son bastante oscuras.





   Si os fijáis bien en estas fotografías, veréis rasgos comunes en todas ellas. No hay apenas diferencia en el tono de color entre las distintas partes del cuerpo. Manto, escapulares y cobertoras tienen una coloración bastante similar. También se observa un panel alar ajedrezado en las coberteras medianas y grandes. Y un diseño como de hoja de roble, dentado, en las plumas terciarias. Os lo vamos a explicar con flechas para que lo veáis más claramente.

   En esta foto se ven, juntas, una gaviota argéntea europea, a la derecha y una gaviota patiamarilla, a la izquierda. Ambos ejemplares son de una edad similar. De primer invierno o primer año-calendario, pues en esta imagen coinciden ambas clasificaciones. Es decir, son aves nacidas en el mismo año en el que se hizo la foto. La imagen es de un 20 de diciembre de 2018.

  
Gaviota patiamarilla Larus michahellis (izquierda)
vs.
Gaviota argéntea europea Larus argentatus (derecha)


   Como podéis ver, las diferencias son claras. En la imagen hemos resaltado los rasgos que creemos más evidentes A saber:

Color del pico (círculo verde): En las patiamarillas, durante su primer invierno, el pico es oscuro. En las argénteas, sin embargo, es bicolor. Más o menos contrastado. Pero bicolor.

Terciarias (círculo rojo): En las patiamarillas son de color marrón oscuro uniforme. En las argénteas presentan un característico diseño lobulado que recuerda a una hoja de roble. Ese dibujo puede ser más o menos claro dependiendo del estado del plumaje. Pero siempre aparece.

Panel alar en las corberteras (rectángulo amarillo) : En la argéntea tiene un diseño que recuerda a un tablero de ajedrez. Y es de una coloración muy parecida a la del resto del ala y el dorso. En la patiamarilla no aparece ese diseño. Y se pueden apreciar diferencias en el tono del marrón y el gris entre las distintas partes del cuerpo.

Cola (flecha azul): Las rectrices, las plumas de la cola, son mucho más oscuras, con una nítida banda marrón negruzca, en las patiamarillas. En las argénteas son mucho más claras y con un diseño más moteado.


   También se aprecian muy bien muchos de esos rasgos en esta otra foto. En ella, la gaviota argéntea europea está a la izquierda. Y la gaviota patiamarilla, a la derecha.

Gaviota argéntea europea Larus argentatus (izquierda)
vs.
Gaviota patiamarilla Larus michahellis (derecha)


   En esta última comparativa, también de dos aves de primer invierno, se ven claramente muchas de las diferencias. En la gaviota argéntea europea, a la derecha, pico más fino y pequeño, patas más cortas, diseño en hoja de roble en las terciarias, panel alar ajedrezado, tono general uniforme entre las distintas partes del cuerpo y patas más cortas. En la gaviota patiamarilla de la izquierda, pico más robusto, terciarias oscuras, panel alar no ajedrezado, diferentes tonos entre las distintas partes del cuerpo y patas más largas.


   En esta otra imagen, veis en solitario a la gaviota argéntea europea de la foto anterior.

Gaviota argéntea europea Larus argentatus de primer invierno


   En esta foto de una gaviota patiamarilla de primer invierno anillada en Asturias, se ven las diferencias con la gaviota argéntea europea de la foto anterior. Las distintas partes del cuerpo de la gaviota tienen tonos de color diferente unas de otras.

Gaviota patiamarilla Larus michahellis de primer invierno


   Además de estos rasgos que se pueden ver claramente en las fotos, el aspecto general de las patiamarillas es más robusto, con una apariencia más ruda. En la argéntea europea, la cabeza presenta un perfil más redondeado, el tamaño suele ser ligeramente menor, las patas ligeramente más cortas y la proyección alar (el largo de las primarias sobresaliendo desde el final de la cola) menor que en la patiamarilla. Todo ello junto le da un aspecto más recortado y una apariencia más delicada.

   En esta otra foto y vídeo de una gaviota argéntea europea vista ayer sábado 19 de diciembre en la desembocadura del río Piles, se aprecian bastante bien la cabeza redondeada, el pico bicolor y algo más pequeño, la proyección alar corta y las patas algo más cortas. Es un ave de segundo invierno, a punto de entrar en el tercero. Por lo que ya tiene mucho del gris plata (argénteo) de los adultos. La gaviota que se ve tras ella, arreglándose el plumaje, es una gaviota patiamarilla. Se ve la ancha banda marrón negruzca de la cola. Aunque no valen como comparativa, pues son aves de diferentes edades.



Gaviota argéntea europea Larus argentatus de segundo invierno


   Y en esta otra imagen, tomada hace bastantes años en el puerto de El Musel, podéis ver otra gaviota argéntea europea de tercer invierno. Con el plumaje del dorso ya completamente gris plata. Aún se ven el diseño del panel alar y las terciarias. Se intuye una corta proyección primaria (proyección alar) y unas cortas patas.

Gaviota argéntea europea Larus argentatus de tercer invierno

     En lo que respecta a la apariencia de los adultos, creemos que la cosa es bastante más sencilla. Un rasgo característico es el color de las patas. En las gaviotas patiamarillas, como su propio nombre indica, son amarillo vivo. De un color yema de huevo. Se ve en este ejemplar anillado en las Islas Baleares que viene a visitarnos durante el invierno.

Gaviota patiamarilla Larus michahellis anillada en las Islas Baleares

   Y también se observa bien en esta otra gaviota patiamarilla anillada en Asturias.

Gaviota patiamarilla Larus michahellis anillada en Asturias

   En las gaviotas argénteas europeas adultas o casi adultas el color de las patas es rosa. Claramente rosa. Como podéis ver en estos dos ejemplos. La primera de las dos gaviotas parece un ave en plumaje de invierno, con la cabeza y cuello muy rayados de oscuro. Pico y patas también tienen colores apagados. En la parte derecha se ve parte de otra argéntea de edad similar.




Gaviotas argénteas europeas Larus argentatus

   
   Si sois observadores, también habréis podido ver una ligera diferencia de color en el tono del gris de dorso y alas. En las gaviotas argénteas europeas ese gris tiene un tono plateado, argénteo. De ahí el nombre. En las gaviotas patiamarillas tiene un tono más oscuro, gris ceniza. Aunque suena muy técnico, si comparamos el tono del gris en la escala de colores de Kodak, el de las argénteas europeas es el Kodak Grey 5. Mientras que el de las gaviotas patiamarillas cantábricas (Larus michahellis lusitanicus) se acerca al 7 de la escala. En este vídeo de 'videoscoping' sin adaptador podéis compararlos. La más clara de ellas es la argéntea.




   Resumiendo las características de los adultos de las dos especies, tenemos que en las gaviotas patiamarillas:
  1. Patas amarillo vivo, tono yema de huevo y de tamaño algo más largas.
  2. Proyección primaria más larga.
  3. Tono del gris de manto y alas más oscuro que en argénteas. Gris ceniza. Nº 7 de la Escala de Grises de Kodak.

   Y en las gaviotas argénteas europeas:
  1. Patas claramente rosas, de un tono más o menos vivo, y algo más cortas.
  2. Proyección alar más corta.
  3. Tono del gris de manto y alas más claro que en las patiamarillas. Gris plateado, argénteo. Nº 5 de la Escala de Grises de Kodak.

   Hay otras diferencias. Como el diseño de las puntas de las primarias más externas, desde la quinta a la décima primaria. Diseño que afecta a la extensión y forma del negro y las manchas blancas que están presentes en esas primarias. También el color del anillo ocular. Pero esas diferencias no son tan fáciles, tan evidentes, de apreciar en el campo, aún para un ojo experto. Aquí hemos pretendido dar unas pinceladas someras para intentar distinguir lo más fácilmente posible ambas especies. Y hemos empleado para ello las fotos de los plumajes más habituales que nos podemos encontrar cuando salimos al campo a gaviotear por Gijón. Esperamos que esta entrada os resulte de interés y os sea útil. Hasta la próxima ocasión.

jueves, 10 de diciembre de 2020

San Andrés de los Tacones y su embalse. Zona ZEPA.

    El embalse de San Andrés de los Tacones en Gijón es una zona ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves). Y antes se consiguió su catalogación como un Refugio de Caza. El embalse es un enclave en el que se han observado varias especies consideradas rarezas a nivel nacional y regional. Y también multitud de otras aves consideradas comunes. Todas ellas usan el sitio como lugar de invernada, nidificación o para desarrollar allí toda su vida. Desde la construcción del embalse (año 1970) y hasta que se consiguió su declaración, primero como Refugio de Caza (en el año 1985) y después como ZEPA (en el año 2003, junto a los demás embalses de la zona central de Asturias, La Granda, Trasona y La Furta) el camino ha sido largo. Más de treinta años. Y también ha sido duro. Con enfrentamientos muy violentos entre ecologistas y cazadores. Podéis leer en este documento, elaborado por la Sociedad Asturiana de Historia Natural y Ecología, la forma en que se consiguió su declaración como Refugio de Caza:

http://www.torquilla.org/files/Embalse_SanAndres_p4hfkql5.pdf

   Y en este otro enlace tenéis la información relativa a la declaración como zona ZEPA de los embalses del centro de Asturias. ZEPA compuesta por los humedales de La Furta y Trasona, en Corvera de Asturias, La Granda en Gozón y San Andrés  (o San Andrés de los Tacones) en Gijón:

http://naturalezadeasturias.es/espacios/accede/natura2000/ZEPA-ES0000320.html

   Nosotros, dado el ámbito geográfico de este blog, vamos a centrarnos en el embalse de San Andrés de los Tacones o, simplemente, embalse de San Andrés. El lugar, además de formar parte de una ZEPA, es también un coto intensivo de pesca. En él se han llevado a cabo repoblaciones con truchas arcoiris Oncorhynchus mykiss y carpines Carassius carassius. Tiene (o tenía) también una población de trucha común Salmo trutta y de anguila Anguilla sp. En sus aguas, además de la pesca deportiva intensiva, se practica el piragüismo. En sus aguas viven también, entre otras especies alóctonas, galápagos de Florida Trachemys scripta y cangrejos rojos Procambarus clarkii. Desde su inauguración en 1970, ya hace más de cincuenta años, la convivencia entre humanos y fauna salvaje no ha sido sencilla. Aunque últimamente parece que las cosas se van conjuntando sin mayores sobresaltos. Pero si rascamos nada más que un poco, en la superficie, aparecen los problemas. Os recordamos que estamos hablando de una zona ZEPA. Un sitio en el que, solamente contando con nuestras propias observaciones registradas hasta la fecha, hemos visto setenta y seis especies de aves acuáticas o marinas. Algunas tan raras como el zampullín picogrueso Podilymbus podiceps o el ánsar nival Anser caerulescens. Y que está amenazado por varios peligros. Las prácticas recreativas de la pesca y navegación en piragua, otras actividades humanas como la ganadería, senderismo, contaminación, creación de una Zona de Actividades Logísticas de Asturias (ZALIA) etcétera, o la suelta incontrolada o para repoblar, de especies invasoras (galápago de Florida, cangrejo rojo, trucha arcoiris o carpín) tienen un impacto muy negativo en el sitio. Que, a fuer de ser pesados, volvemos a recordar que está catalogado como ZEPA desde el año 2003. A todo ello hay que sumar que no se realizan las necesarias labores de mantenimiento del lugar, que están recogidas en la correspondiente normativa. De todo lo que nos dicen esas normas es poco lo que se está llevando a cabo. Hay especies vegetales invasoras, como el llamado "arbusto de las mariposas" Buddelja davidii y otras. Se siguen haciendo quemas de vegetación. Se sigue permitiendo pastar al ganado doméstico dentro de los límites de la ZEPA. No se lleva a cabo de forma adecuada (si es que se lleva a cabo de alguna manera) un seguimiento y control del estado de los bosques de ribera. Hay muchos árboles muertos y secos que, creemos, poco o nada aportan de beneficio para el lugar. Los distintos grupos ecologistas y conservacionistas llevan muchos años advirtiendo sobre los distintos problemas que amenazan al embalse de San Andrés. Como muestra, este enlace al diario "La Nueva España" del año 2007:

https://www.lne.es/gijon/2007/12/05/embalse-pura-zepa-21789324.html

   En la actualidad y debido al mal estado de conservación del muro de la presa, con grietas que amenazan su integridad, se han acometido las necesarias obras de reparación. Obras que, al ser realizadas en una ZEPA, deben de contar con el preceptivo informe de impacto ambiental. Antes de comenzar los trabajos se solicitaron todos los permisos y se cumplieron los trámites necesarios. Pero como la conservación del medioambiente es algo que, en general, importa de muy poco a nada en Asturias, pronto empezaron los problemas. Arcelor-Mittal, que es la empresa propietaria de los terrenos, hizo de su capa un sayo con la normativa a seguir. Como resultado de ello hubo varias denuncias. De SEO/BirdLife:

https://cadenaser.com/emisora/2020/03/15/ser_gijon/1584275463_733847.html

   De la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies:

https://www.elcomercio.es/gijon/polemica-metodos-empleados-20200319000504-ntvo.html

   Ante estas denuncias (y más que no detallamos) se le abrió a la empresa un expediente sancionador. Que fue recurrido por Arcelor-Mittal. Veremos en qué queda el asunto:

https://www.elcomercio.es/gijon/arcelormittal-alegara-expediente-20200904000808-ntvo.html

   Toda esta larga historia nos sirve para introduciros en los problemas que aquejan al embalse de San Andrés de los Tacones. Sin salirnos de este año 2020, os mostramos unas imágenes que nos parecen muy ilustrativas. Basura acumulada por los pescadores:

Basura acumulada por los pescadores en las orillas
del embalse de San Andrés de los Tacones.

   Más basura procedente de excursionistas, juerguistas de fin de semana y otros incívicos asociales.

Basura en el área recreativa de San Andrés de los Tacones.
Cerca del embalse del mismo nombre.

   Todo lo malo mostrado y contado, constituye una serie de amenazas para el sitio. Pero no acaban aquí los males del embalse de San Andrés. En el año 2002 se inauguró un observatorio de aves. Que está situado en la orilla izquierda según se va desde la presa hacia la cola del embalse. Ese observatorio sería un lugar muy apropiado para observar la avifauna del lugar si no fuera por su pésimo estado de conservación. Lleva muchos años en un estado lamentable. Con la cerradura de la puerta rota. Con parte de sus contraventanas destrozadas. Y lo peor de todo. Frente a sus ventanas ha crecido la vegetación. Varios árboles y arbustos que impiden la visión del embalse a quienes pretendan usarlo para la observación de aves. Las fotos que nos han cedido Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez y María del Carmen del Llano Fernández son suficientemente ilustrativas de lo que os decimos.




Observatorio de aves del embalse de San Andrés de los Tacones.
Fotos: Autores © Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez
y María del Carmen del Llano Fernández.
 
   El asunto, incluso, hizo que el diario gijonés "El Comercio" sacara una noticia sobre el mismo. El contenido de la noticia del periódico es para suscriptores digitales. Pero el interés está en el titular:


   Afortunadamente, gracias a la denuncia de uno de los grupos políticos que forman parte del equipo de gobierno municipal, ya han empezado a desbrozar la zona. Lo podéis ver en esta foto de Miguel Puente Prendes. Muchas gracias, Miguel.

Estado actual de la zona del observatorio.
Foto: Autor © Miguel Puente Prendes.

Estado actual de la zona del observatorio.
Foto: Autor © Miguel Puente Prendes.


   Viendo el estado en el que se encontraba la zona, no es de extrañar que el lugar desde la que actualmente mirábamos (hasta ahora) la mayoría de los observadores de aves que frecuentamos el embalse, sea desde un apartado del camino que domina la cola del mismo. Allí hay un sitio relativamente llano y bastante amplio que constituye un cruce de caminos. El descendente lleva a la presa, bordeando el embalse. El ascendente conduce, entre otros lugares, a Arroyo. En esta captura de pantalla de Google Earth os mostramos el sitio desde el cual miramos. Está rodeado por un óvalo amarillo. La línea roja indica la dirección en la que está la charca de la cola del embalse. Que es uno de los sitios en los que se congrega una gran cantidad de aves. Habrá que volver a usar el enclave del observatorio. Que nos dará una perspectiva diferente de la zona.

Embalse de San Andrés de los Tacones.
Situación de uno de los lugares principales para la observación de aves.

      Y desde allí estuvieron observando uno de estos pasados días María del Carmen y Alfonso. Algunas de las aves que vieron os las mostramos en estas imágenes captadas por ellos.

Bisbita pratense Anthus pratensis.
Foto: Autores © Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez
y María del Carmen del Llano Fernández.

Bisbita pratense Anthus pratensis.
Foto: Autores © Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez
y María del Carmen del Llano Fernández.



Cernícalo vulgar Falco tinnunculus.
Foto: Autores © Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez
y María del Carmen del Llano Fernández.



Cernícalo vulgar Falco tinnunculus.
Foto: Autores © Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez
y María del Carmen del Llano Fernández.


Bisbita pratense Anthus pratensis.
Vídeo: Autores © Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez
y María del Carmen del Llano Fernández.


Busardo ratonero Buteo buteo.
Vídeo: Autores © Alfonso Jorge Caso de los Cobos Martínez
y María del Carmen del Llano Fernández.

   Muchas gracias a Miguel, Alfonso y María del Carmen por su amabilidad y las facilidades que nos han dado para poder publicar aquí sus imágenes. Hasta la próxima entrada.