Aves desde casa COVID-19. (3ª Parte. Y última). Otras observaciones.

   Con esta tercera y última entrega acabaremos las dedicadas a las aves vistas desde nuestra casa durante este confinamiento. En varias partes de España, entre ellas, Asturias, ya permiten los desplazamientos por toda la provincia. Por lo que ya podremos, en teoría, salir a ver animales salvajes sin más limitaciones que las que nos pone nuestra franja horaria. Mirando las pocas cosas positivas que nos ha traído esta pandemia y la reclusión casera, entre ellas está la de que nos ha proporcionado una herramienta estupenda para poder conocer con más detalle las aves que tenemos en nuestro entorno más cercano. Y a las que, en circunstancias normales, hubiéramos prestado muy poco o ningún caso. En lo que a mí respecta, durante este período metido en casa, he podido ver treinta y tres especies de aves:

1.- Gorrión común, 2.- colirrojo tizón, 3.- gaviota patiamarilla, 4.- gaviota sombría, 5.- gaviota reidora, 6.- gavión atlántico, 7.- estornino pinto, 8.- estornino negro, 9.- paloma torcaz, 10.- paloma bravía/doméstica, 11.- tórtola turca, 12.- lavandera blanca, 13.- lavandera enlutada, 14.- halcón peregrino, 15.- garcilla bueyera, 16.- jilguero europeo, 17.- petirrojo europeo, 18.- mirlo común, 19.- serín verdecillo, 20.- verderón común, 21.- urraca común, 22.- corneja negra, 23.- cuervo grande, 24.- ánade azulón, 25.- vencejo pálido, 26.- vencejo común, 27.- golondrina común, 28.- avión común, 29.- golondrina dáurica, 30.- alcotán europeo, 31.- busardo ratonero, 32.- cernícalo vulgar y 33.- milano negro.

   No son muchas especies. Pero habéis de tener en cuenta que la ventana por la que miro da a un solar sin árboles ni arbustos. Los pocos árboles que hay, en unos alcorques a lo largo de una calle, sufrieron una severa poda un poco antes del período de confinamiento. Y no servían ni de posadero para las aves. El solar que tengo frente a la ventana, ya os lo conté en otra entrada, está casi todo el tiempo ocupado por perros. Es uno de los lugares habilitados para que hagan ejercicio. Unas fotos, antiguas, de algunas de las aves que vi en estas semanas.

Busardo ratonero Buteo buteo 

Garcilla bueyera Bubulcus ibis 

Mirlo común Turdus merula 

Urraca común Pica pica 

   Afortunadamente esos tiempos han quedado atrás. Todavía tenemos restricciones de movilidad. Pero ya podemos salir a la calle a pasear o hacer deporte. Lo que nos permite poder hacer observaciones de aves en lugares en los que antes nos era imposible acceder. Eso nos proporcionó algunas observaciones muy guapas. Julián Rufino Gómez González, por ejemplo, nos manda unas fotos de unas gaviotas patiamarillas Larus michahellis que están criando en un tejado próximo a su domicilio.

      Gaviota patiamarilla Larus michahellis. Foto © Julián Rufino Gómez González

       Gaviota patiamarilla Larus michahellis. Foto © Julián Rufino Gómez González

     
        Una vez que ya pudimos movernos en la distancia y los horarios permitidos, pude ir a echar un vistazo a playas y calles que, antes, teníamos muy lejos. A pesar de tenerlos ahí al lado. Todavía se pueden ver algunos limícolas en paso prenupcial. Como el vuelvepiedras común Arenaria interpres y los correlimos tridáctilos Calidris alba de la foto y el vídeo. El vuelvepiedras común está anillado. Pero no se pudo leer la anilla ni haciéndole más de dos decenas de fotos. Es muy difícil leer estas anillas de metal. Los limícolas no se están quietos casi en ningún momento. Y las anillas son pequeñas y estrechas. Si el ave no está muy cerca y se queda quieta, es casi imposible sacar una foto en la que pueda leerse algo del código impreso en la anilla metálica.

Correlimos tridáctilo Calidris alba 

Vuelvepiedras común Arenaria interpres. No se pudo leer la anilla.

     Y también hubo dos sorpresas agradables estos días de desconfinamiento. La primera fue una gaviota patiamarilla Larus michahellis que fue anillada en el Pantano del Ebro, en Cantabria. Corresponde a un programa de anillamiento del País Vasco. La segunda fue un precioso correlimos tridáctilo Calidris alba que había sido anillado en sus cuarteles de invierno. Situados en Isla Bubeque, Guinea-Bissau. En noviembre del 2019. Lo localizó Diego Fernández Quesada el día 14 de mayo por la mañana. Lo volvimos a ver ese mismo día por la tarde y, posteriormente, el día 24 de mayo. La distancia en línea recta desde la isla en la que fue anillado y hasta el lugar del avistamiento en Gijón, es de unos 3.715 kilómetros. Pero el dato no responde a la realidad. Los limícolas dependen de las masas de agua para alimentarse y descansar. Por lo que preferentemente siguen una ruta costera en su migración. Lo que hace que, en realidad, su viaje haya sido de muchos miles de kilómetros. No está mal para un pajarín de unos 50 gramos de peso, 40 - 45 centímetros de envergadura y 20 centímetros de longitud. No está nada mal. Estos días, por fortuna, nadie baja con perros a la zona prohibida de la playa. La policía local está patrullando por el paseo de la playa para vigilar que cumplamos con las medidas de protección frente al COVID-19. Eso que salen ganando las aves. Que necesitan el descanso y la alimentación que les proporcionan sus lugares de parada migratoria. Tened en cuenta que el ave de la foto todavía tiene que llegar a sus lugares de cría. Que están situados en el ártico, Groenlandia, costas septentrionales de América y norte de Asia. Y algunos tridáctilos pasan el invierno en el sur del continente africano u Oceanía. Son unos grandes viajeros.

Gaviota patiamarilla Larus michahellis anillada en Cantabria.  K55:G

Gaviota patiamarilla Larus michahellis  K55:G 

     Correlimos tridáctilo Calidris alba. Anillado en Isla Bubeque, Guinea-Bissau.

       Correlimos tridáctilo anillado en Isla Bubeque, Guinea-Bissau.

      Asimismo pudimos ver a otros habituales de la zona. Como esta preciosa garceta común Egretta garzetta. Que atrapó lo que parece una platija.

Garceta común Egretta garzetta 

       El paso prenupcial de muchas aves ya ha finalizado. En lo que respecta a los limícolas Está ya en sus últimas fases. Pero aún podemos disfrutar con la contemplación de algunos ejemplares algo rezagados.

Archibebe común Tringa totanus 

Chorlitejo grande Charadrius hiaticula 

Correlimos gordo Calidris canutus 

Correlimos común Calidris alpina 

       También he podido ir a echar un vistazo a la colonia de vencejos pálidos Apus  pallidus que tenemos en Gijón. Este año ha crecido. Hay, por lo menos, diez nidos ocupados.

Vencejo pálido Apus pallidus 

        Con estas imágenes damos por completada esta entrada. A partir de ahora intentaremos actualizar el blog con frecuencia. Damos las gracias a Julián Rufino Gómez González por la desinteresada cesión de sus fotos. Gracias, Rufo.