Birdwatching in Gijón (N Spain)

martes, 23 de junio de 2020

Nueva normalidad. Viejos vicios.

   Vamos recuperando, poco a poco, nuestras vidas. Después de muchas semanas de restricciones. Primero, recluidos en nuestras casas y saliendo solamente a las compras imprescindibles. Posteriormente, dando paseos en un radio máximo de un kilómetro desde nuestro domicilio. Un tiempo después, con algunas concesiones más. Y ahora, después de más de dos meses desde el inicio de la pandemia causada por la COVID-19, con casi una total libertad para movernos. Estas restricciones han traído bastantes cosas buenas para la fauna salvaje. Los animales han tenido una gran tranquilidad. Alejados de las molestias de los seres humanos, han podido criar a sus pequeños en una relativa paz. Y ello se nota estos días en lo confiados que se muestran los volantones y algunos adultos que te tropiezas cuando vas al campo a observar. Unas pruebas de lo dicho os las mostramos en estas imágenes. Gorriones comunes Passer domesticus, palomas torcaces Columba palumbus, tarabillas europeas Saxicola rubicola, serines verdecillos Serinus serinus, colirrojos tizones Phoenicurus ochruros o cistícolas buitrones Cisticola juncidis, se muestran cercanos y confiados. Algunos incluso ni se apartaban cuando pasabas lentamente a su lado en coche.  Casi todas las fotos tienen recorte. Pero algunas imágenes están tomadas a menos de dos metros de las aves.

Gorrión común Passer domesticus

Gorrión común Passer domesticus 

Paloma torcaz Columba palumbus. Adulto.

Paloma torcaz Columba palumbus. Joven.
Paloma torcaz Columba palumbus 

Tarabilla europea Saxicola rubicola. Macho adulto.
Serín verdecillo Serinus serinus 

Colirrojo tizón Phoenicurus ochruros. Joven.

   Esa confianza también se notó en las aves que están criando. Para muestra, estas currucas capirotadas Sylvia atricapilla. Afanadas en la crianza de sus pollos, ni se preocupaban de ese bulto extraño que, en silencio y apoyado en el capó del coche, les observaba a unos seis o siete metros de distancia.

Curruca capirotada Sylvia atricapilla. Hembra con ceba en el pico.


Curruca capirotada Sylvia atricapilla. Macho.


    Pero no todo son buenas noticias. Los viejos vicios del título de la entrada no se han ido con la venida de la llamada "nueva normalidad". Esta pareja de currucas capirotadas tenía su nido en un seto arbolado a la vera de un camino asfaltado. El seto, después de varios meses sin tocar, estaba muy descuidado. Y uno de sus árboles se había roto y constituía un peligro para quien por allí pasara. Los responsables, en vez de limitarse a talar el árbol, entraron a saco en el seto, podándolo a fondo. Y en plena época de cría de aves. El resultado fue la pérdida de la nidada de una de las dos parejas de curruca capirotada de la zona. El desastre se ve en estas fotos y vídeo.








Desbroce


   Además de lugar de cría, el seto también era un refugio de muchos animales. Como este pollo petirrojo europeo Erithacus rubecula.

Petirrojo europeo Erithacus rubecula 



    Para cerrar el tema de los viejos vicios que nos resistimos a erradicar, os mostramos algunas de las porquerías que hemos podido ver en estos días mientras estábamos observando la fauna salvaje. La mayoría de las basuras estaban tiradas a menos de veinte metros de alguna papelera o contenedor de basuras.









   Volviendo a la crianza de las aves. Otros padres han tenido más suerte. Es el caso de la pareja de estorninos negros Sturnus unicolor que tienen el nido bajo la teja del tejado de un chalé.

Estornino negro Sturnus unicolor. Adulto con ceba.


   En otras partes de Gijón, las aves también se afanan en sacar adelante a sus pequeños. Tienen, también la ventaja de que están libres de molestias. Las garcillas bueyeras Bubulcus ibis y las gaviotas patiamarillas Larus michahellis están en plena faena. Un par de fotos han sido cedidas amablemente por Julián Rufino Gómez González. A quien le damos las gracias.

Garcilla bueyera Bubulcus ibis 

Garcilla bueyera Bubulcus ibis. Joven.

Garcilla bueyera Bubulcus ibis. Adulto.

Gaviotas patiamarillas Larus michahellis. Foto: Autor © Julián Rufino Gómez González.

Gaviota patiamarilla Larus michahellis. Foto: Autor © Julián Rufino Gómez González.






   En el mismo Parque Isabel la Católica, las fochas comunes Fulica atra también van sacando adelante a su prole.

Focha común Fulica atra 




   Mirlos comunes Turdus merula, chochines europeos Troglodytes troglodytes, acentores comunes Prunella modularis, currucas cabecinegras Sylvia melanoceophala y jilgueros europeos Carduelis carduelis se dejan ver mejor que otras veces. Están ocupados buscando comida para sus pollos o proclamando la propiedad de su territorio de cría. Y su incansable labor les hace más visibles. Algunas de las fotos son de Julián Rufino Gómez González.

Chochín común Troglodytes troglodytes. Foto: Autor © Julián Rufino Gómez González.

Jilguero europeo Carduelis carduelis 

Mirlo común Turdus merula 

Acentor común Prunella modularis. Foto: Autor © Julián Rufino Gómez González.
Cistícola buitrón Cisticola juncidis 

   Otras aves no son nidificantes en nuestras tierras. Pero están de paso. Es el caso de la gaviota sombría Larus fuscus. Un adulto nos visitó la semana pasada. También estuvo de visita una gaviota patiamarilla Larus michahellis de la subespecie mediterránea. Está anillada en Zaragoza con anilla blanca y código negro N:89X y es la primera vez que se la ve desde que se le colocaron las anillas.

Gaviota sombría Larus fuscus 

Gaviota patiamarilla Larus michahellis  N:80X 
 
   Aunque lo más normal en cuanto a las gaviotas sombrías, es que las que aguantan aquí un tiempo largo sean ejemplares inmaduros. Que no sienten la necesidad de reproducirse. Es el caso de la anillada en Alemania con anilla amarilla y código negro  HN10T . Lleva aquí desde principios de invierno.

Gaviota sombría Larus fuscus  HN10T 


   Pero la gran sorpresa en estos días de vuelta a la normalidad, y en lo que se refiere a viajeros venidos de otras tierras, la dio un precioso ánsar piquicorto Anser brachyrhynchus que localizó Juan Villar Sordo en el Parque de Isabel la Católica. Se mostró muy confiado en el tiempo que estuvo entre nosotros.

Ánsar piquicorto Anser brachyrhynchus 




   Finalizamos con unas imágenes de animales que vuelan o caminan. Pero no son aves, sino insectos y reptiles. En el seto que se cargaron, en el cual anidaban las currucas capirotadas, se pueden ver muchos insectos que se alimentan del néctar de las flores, a la vez que lo polinizan. Sírfidos, abejorros, abejas, mariposas... También alguna lagartija roquera aprovecha la coyuntura para acechar en su posadero a la espera de algún incauto que le sirva de merienda.








  


   Nada más por hoy. En una próxima entrada os contaremos la mala suerte que ha corrido la más famosa de las familias de cárabos comunes del concejo de Gijón. Será esta misma semana. Gracias por leernos.

1 comentario:

De paseo por la naturaleza dijo...

Buena entrada en la que muestras la tranquilidad en la que han vivido y lo poco cívicos que seguimos siendo, por desgracia. El piquicorto precioso. Un saludo.