El cernícalo vulgar Falco tinnunculus es un ave rapaz muy común en nuestra región. Y por eso mismo, también lo es en nuestro concejo. Es, además, una especie que tolera bien al ser humano. Es frecuente verlo en entornos muy urbanizados. Aprovecha la actividad humana para su beneficio. Caza en huertos, jardines, parques urbanos y periurbanos... E incluso aprovecha construcciones hechas por el ser humano para anidar. Como ave rapaz que es, está estrictamente protegida. Tanto los adultos, como sus huevos y pollos. Pero esa protección teórica, en la práctica salta por los aires. Y estos preciosos depredadores alados se las ven y se las desean para sacar adelante a sus pollos. Como sucedió este año en uno de los nidos que hay en la ciudad de Gijón. De ahí el título de la entrada. Antes de seguir, unas imágenes de nuestro protagonista.
Cernícalo vulgar falco tinnunculus. Macho. |
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Hembra. Con una presa en las garras para alimentar a los pollos. Foto: Autor © Julián Rufino Gómez González. |
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Pollo que acaba de dejar el nido. |
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Pollo a punto de abandonar el nido. |
Las principales amenazas para la conservación de los cernícalos vulgares son la destrucción del hábitat, principalmente por el abandono de los usos agrícolas tradicionales, la caza ilegal, los atropellos en carreteras y la electrocución con tendidos eléctricos. En lo referente a las aves que nidifican en entornos urbanos, otra causa es la progresiva desaparición de edificios antiguos con huecos en sus muros para anidar en ellos. Lo que les lleva a intentarlo en jardineras de balcones, altillos de tejados y terrazas, etcétera. Con las consiguientes molestias humanas. Pues los propietarios de balcones, terrazas y jardineras, si quieren que las aves tengan éxito en su reproducción, tienen que dejar de utilizar esa ventana, balcón, o terraza. Y no es algo, que las personas respeten el período reproductor de las aves, que suceda con la debida frecuencia. También los compuestos químicos constituyen una amenaza para ellos. Como sucede en las Islas Canarias. En donde el uso de compuestos organoclorados afecta a los huevos de esta especie. Aunque se prohibió su empleo en los años 70 del pasado siglo XX, lo masivo de su uso y su facilidad para ser transportados por la atmósfera, han hecho que se hayan distribuido y acumulado en muchas partes del globo terrestre. Su alta persistencia en el tiempo hace que, a pesar del tiempo transcurrido desde que no se usan, sea necesario seguir monitorizando su presencia en el medio ambiente. Podéis leerlo en este enlace:
El cernícalo vulgar es un eficaz consumidor de micromamíferos. Principalmente comen ratones de campo y topillos. También grandes insectos, reptiles e incluso pequeños pájaros. Como curiosidad, deciros que es capaz de ver en el espectro de la luz ultravioleta. Usan esa capacidad para ver el rastro de orina que dejan sus presas. Como los ratones de campo. Dicho rastro brilla con luz ultravioleta. Lo podéis leer, en inglés, aquí:
https://www.green-feathers.co.uk/blogs/news/bird-of-the-month-kestrel
Y también podéis leerlo en el siguiente enlace, del que entresacamos este texto: "BECAUSE kestrels, as they hover above open land, can see in the ultraviolet light range, they are apparently able to spot the highways of voles and other small mammals and swoop on their prey, according to a Finnish study. The birds can see the trails from far overhead because the voles, like other mammals such as mice, dogs and wolves, mark their trails and territory with urine or feces. The waste material is not only tagged with the odor of their species but also marks their higheways because it absorbs ultraviolet light."
Traducido grosso modo, dice lo siguiente:
"DEBIDO A QUE los cernícalos, cuando se ciernen sobre terreno abierto, pueden ver en el rango de luz ultravioleta, aparentemente son capaces de detectar los senderos que los topillos y otros pequeños mamíferos usan. Y abalanzarse sobre sus presas. Según un estudio finlandés. Los cernícalos pueden ver esos senderos desde lo alto, cuando se ciernen, porque los topillos, al igual que otros mamíferos como ratones, perros y lobos, marcan sus senderos y territorios con orina o heces. Esas marcas no son solamente olorosas, sino que también absorben la luz ultravioleta":
https://www.nytimes.com/1995/04/25/science/raptors-found-to-track-prey-s-ultraviolet-trail.html
En estas fotos cedidas por Julián Rufino Gómez González, a quien le damos las gracias por su generosidad, podéis ver a la hembra de la familia protagonista de esta entrada mientras recogía las presas que el macho le traía para alimentar a los pollos. Un micromamífero y un pájaro.
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Hembra. Con un pájaro para alimentar a los pollos. Foto: Autor © Julián Rufino Gómez González. |
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Hembra. Con un micromamífero con el que alimentar a los pollos. Foto: Autor © Julián Rufino Gómez González. |
Esa familia de cernícalos vulgares del título de esta entrada, sacó adelante en la pasada temporada de cría a cuatro pollos. En esta foto del año 2021 los podéis ver.
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Cuatro pollos a los que les faltan ya pocos días para abandonar el nido. |
La hembra de la pareja de adultos está siempre en las inmediaciones del nido. Vigilando y esperando a que el macho aparezca con la comida de los pollos. El ritual siempre es el mismo. El macho llega y avisa de su presencia. La hembra le recibe y ambos van a un árbol cercano. Allí el macho le entrega la presa a la hembra. Que la transporta al nido y ceba a los pollos. Aquí veis a la hembra vigilando desde uno de los posaderos que utiliza esperando la llegada de su compañero.
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Hembra en su posadero esperando al macho. |
La frecuencia de las cebas de esta pareja es muy variada. Julián Rufino Gómez González, quien lleva varios años haciendo un seguimiento a esta pareja de cernícalos vulgares, ha constatado este año que la hembra entraba a cebar en intervalos que iban desde los cinco minutos, pasando por la media hora y llegando hasta casi las dos horas. En estos vídeos podéis ver a la hembra cebando a los pollos y saliendo del nido una vez hecha la ceba. En el vídeo se escucha a una gaviota patiamarilla Larus michahellis. Los cernícalos vulgares tenían de vecina a una pareja de ellas. Tenían el nido en un tejado próximo.
Volviendo al título de esta entrada del blog. ¿Por qué mencionamos el impacto de los fuegos artificiales? Porque, a pesar de que este año la pareja de cernícalos vulgares tenían tres pollos ya muy crecidos, solamente tenemos la seguridad de que dos de ellos hayan llegado a volar. Al tercer pollo se le perdió la pista. Y ello sucedió en la noche de San Juan de este año. Relativamente cerca de donde está situado el nido, se lanzó este año un castillo de fuegos artificiales y se instaló una feria con atracciones. Y el ruido provocado por los fuegos y la feria, sobre todo los fuegos artificiales y una traca de petardos, hizo que los pollos, ya muy crecidos, repetimos, se tirasen del nido al suelo. Con las consecuencias imaginadas por todos. Un pollo que aún no vuela o lo hace muy torpemente, por muy ave rapaz que sea, es presa fácil de gatos, perros, ratas y demás fauna. Una pena que estas bonitas aves que están protegidas en nuestro país, no hayan tenido el debido éxito en su reproducción. Máxime, cuando con unas simples medidas de protección, como tirar el castillo de fuegos artificiales desde otra ubicación más lejana, o bajar el volumen del sonido de las atracciones, hubiera sido posible conseguirlo. Tenemos constancia del hecho gracias a un reconocido ornitólogo gijonés, el citado Julián Rufino Gómez González, que lleva varios años siguiendo las andanzas de la pareja reproductora. Este año y durante las horas de luz del día de San Juan, estuvo en el sitio viendo a la familia. Todo estaba tranquilo. Como se olió la tostada, como vulgarmente se dice, volvió al día siguiente, después de los festejos de la noche de San Juan. Encontró a uno de los pollos, el de mayor edad y que volaba con menos dificultad, en lo alto del tejado. De los otros dos pollos no había ni rastro. Y el nido estaba vacío. Como bien saben los propietarios de animales de compañía, sus mascotas son muy sensibles a los ruidos fuertes, violentos. La práctica totalidad de animales domésticos lo pasan realmente mal cuando oyen el estruendo provocado por petardos, voladores o fuegos artificiales. La suspensión durante los dos últimos años de esta clase de festejos, suspensión debida a la pandemia provocada por la COVID-19, hizo que los animales tuviesen tranquilidad. Tanto los animales domésticos, como los salvajes. Con la vuelta a lo que han llamado, un tanto pomposamente, "nueva normalidad", hemos vuelto a las andadas.
Aquí tenéis una foto con los tres pollos. El tercero, más que verse, se intuye. Aún no tienen plumas. Solamente el plumón blanco:
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Los tres pollos del año 2022. |
Para finalizar con un buen sabor de boca os compartimos unas imágenes de la especie. Están sacadas en el concejo de Gijón y en tiempos pasados.
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Macho. Digiscoping. |
Cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Hembra. |
Comentaros también que en la redacción de la entrada hemos participado los dos integrantes del blog. Juan y yo.
Esperando que la entrada os haya parecido interesante y deseando que la próxima temporada de cría sea más tranquila para la familia de cernícalos vulgares protagonista, nos despedimos. No sin antes volver a agradecer a Julián Rufino Gómez González su valiosa ayuda para la confección de esta entrada. Muchas gracias, Rufo. Hasta una próxima ocasión. Y muchas gracias por leernos.
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